sábado, 8 de diciembre de 2012

Cuéntame


 
 
Los protagonistas de la novela de Atxaga donde se narra el cuento de “El criado y el rico mercader”, charlan en las siguientes páginas de lo que hace que un cuento sea bueno y de qué elementos debe tener para serlo. Y llegan a algunas conclusiones.
La primera que señalan es el paralelismo que existe entre el cuento y el poema, ambos son breves y ambos provienen de la tradición oral, lo que les obliga a ser muy significativos.

Lo que importa es la mirada del autor, porque temas e historias hay muchos, por eso el autor debe tomar “como material su propia experiencia, y captará en ella algo que sea esencial; extraerá de ella algo que tenga validez para cualquiera”.
Pero no es suficiente, también necesita, dicen, un final fuerte, un final que sea consecuencia de todo lo anterior y algo más.

Otro final para Dayoub, el criado del rico mercader

 
Este es el otro final que Bernardo Atxaga ofrece para su cuento:

“El caballo era fuerte y rápido, y, como esperaba, el criado llegó a Ispahán con las primeras estrellas.
Comenzó a llamar de casa en casa, pidiendo amparo.
—Estoy escapando de la Muerte y os pido asilo —decía a los que le escuchaban.
Pero aquella gente se atemorizaba al oír mencionar a la Muerte y le cerraban las puertas. El criado recorrió durante tres, cuatro, cinco horas las calles de Ispahán, llamando a las puertas y fatigándose en vano. Poco antes del amanecer llegó a la casa de un hombre que se llamaba Kalbum Dahabin.
—La Muerte me ha hecho un gesto de amenaza esta mañana en el mercado de Bagdad, y vengo huyendo de allí. Te lo ruego, dame refugio.´
—Si la Muerte te ha amenazado en Bagdad —le dijo Kalbum Dahabin—, no se habrá quedado allí. Te ha seguido a Ispahán, tenlo por seguro. Estará ya dentro de nuestras murallas, porque la noche toca a su fin.
—Entonces, ¡estoy perdido! —exclamó el criado.
—No desesperes todavía —contestó Kalbum—. Si puedes seguir vivo hasta que salga el sol, te habrás salvado. Si la Muerte ha decidido llevarte esta noche y no consigue su propósito, nunca más podrá arrebatarte. Ésa es la ley.
—Pero ¿qué debo hacer? —preguntó el criado.
—Vamos cuanto antes a la tienda que tengo en la plaza —le ordenó Kalbum cerrando tras de sí la puerta de la casa.
Mientras tanto, la Muerte se acercaba a las puertas de la muralla de Ispahán. El cielo de la ciudad comenzaba a clarear. La aurora llegará de un momento a otro —pensó—. Tengo que darme prisa. De lo contrario, perderé al criado. Entró por fin a Ispahán, y husmeó entre los miles de olores de la ciudad buscando el del criado que había huido de Bagdad. Enseguida descubrió su escondite: se hallaba en la tienda de Kalbum Dahabin.
Un instante después, ya corría hacia el lugar. En el horizonte empezó a levantarse una débil neblina. El sol comenzaba a adueñarse del mundo.
La Muerte llegó a la tienda de Kalbum. Abrió la puerta de golpe y... sus ojos se llenaron de desconcierto. Porque en aquella tienda no vio a un solo criado, sino a cinco, siete, diez criados iguales al que buscaba. Miró de soslayo hacia la ventana. Los primeros rayos del sol brillaban ya en la cortina blanca. ¿Qué sucedía allí? ¿Por qué había tantos criados en la tienda?
No le quedaba tiempo para averiguaciones. Agarró a uno de los criados que estaba en la sala y salió a la calle. La luz inundaba todo el cielo.
Aquel día, el vecino que vivía frente a la tienda de la plaza anduvo furioso y maldiciendo.
—Esta mañana —decía— cuando me he levantado de la cama y he mirado por la ventana, he visto a un ladrón que huía con un espejo bajo el brazo. ¡Maldito sea mil veces! ¡Debía haber dejado en paz a un hombre tan bueno como Kalbum Dahabin el fabricante de espejos!”.

viernes, 7 de diciembre de 2012

Tigres, perros, otorrinolaringólogos, desentrincarabintrinculadores y obispos de Constantinopla

Con los trabalenguas nos hemos tropezado. Aquí va el que los participantes del concurso del día 13 deben decir obligatoriamente:

         "Guerra tenía una parra y Parra tenía una perra,
         pero la perra de Parra rompió la parra de Guerra
         y Guerra pegó con la porra a la perra de Parra.
         ¡Oiga usted!, señor Guerra,
         ¿por qué ha pegado con la porra a la perra de Parra?
         Porque si la perra de Parra no hubiera roto la parra de Guerra,
         Guerra no habría pegado con la porra a la perra de Parra."


 
El segundo trabalenguas es elección de cada concursante pero, claro, se valorará su dificultad de pronunciación y su velocidad a la hora de recitarlo. Es la hora de practicarlos, en la red hay decenas de páginas dedicadas a ellos, yo os enlazo aquí una. Que ustedes los destrabalengüicen bien.